“La Sal de Ibiza” Video-arte digital
El Don, esa chispa divina en cada ser humano, guarda un lazo eterno con la sal. Desde tiempos ancestrales, la sal purifica cuerpos y almas, liberando toxinas no solo del cuerpo, sino de la memoria profunda.
Es el hilo invisible que conecta nuestro ser con el pasado y las estrellas.
Transición surrealista y psicodélica
La sal no solo habita en el cuerpo: el agua lo recuerda todo. Lágrimas, sudor, y el mar portan historias antiguas. Las emociones se cristalizan en sal y, con el tiempo, se liberan. Es un proceso inevitable, químico y espiritual. Para avanzar, lo antiguo debe arder, evaporarse como el agua del mar, dejando atrás las memorias tóxicas.
La Sal de Ibiza
En el fondo del océano y del alma, algo nuevo emerge. La humanidad se destila y se libera de antiguos miedos y límites. El cerebro reptiliano, gobernado por el miedo, da paso a un plexo solar lleno de luz. Nos volvemos más claros y ligeros, menos atados a la materia. Como la sal, atravesamos un proceso de evaporación, destilación y cristalización.
Conclusión
En cada grano de sal, en cada lágrima, hay una historia antigua que se disuelve. Somos parte de un ciclo cósmico donde lo viejo desaparece y lo nuevo cristaliza. Al final, no somos más que polvo de estrellas, y en esa transparencia creciente, descubrimos lo maravilloso de serlo.
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